martes, abril 16, 2013

El Estado (Eº) del futuro y más allá.


Corrían los años digitales entre el 144 y el 151, y los ciudadanos de los 17M tenían la posibilidad indiscutible de hacerse del presente, enclavar el pasado y plasmar futuros sin parangón. La situación estaba más que complementada, salvo por algunos casos de ingreso furtivo de los modelos de consumo indiscriminado, violencia con resultado fatal y la infaltable presión a la pérdida de la labor.
Había sido en el primer tiempo de Landrón la instauración del derecho ciudadano a decantar en pilastras digitales y ser mantenidas a resguardo por el Eº de La Nación. Con ello se colmaba de posibilidades al futuro, dada la inversión provocada en el tiempo presente. Además, las cosas se comenzaban a perfilar para los hechos, ya que con capacidad individual y colectiva de realizar registros, el legado informacional estaba supeditado por el entendimiento general de la población y no por los modelos informativos que pretendían establecer –dada su naturaleza-, constantemente, los Mecanismos de Manipulación Masiva (MMM).
Se consignaba así que: todos los ciudadanos tenían el derecho a mantener una pilastra digital individual, con acceso normado por el Eº y remunerado mientras la columna recibiera aportes inéditos, coherentes y sustanciales de parte del ciudadano o del conjunto familiar al cual perteneciera. El establecimiento de tal derecho tomaba relevancia cuando se entrelazaba con el deber primario de la sociedad: Ceder el Derecho a los Hijos.
El Eº había sido dotado de amplio poder para mantener a resguardo las decantaciones, blindar el domino y el hospedaje del ente digital. Con resoluciones de los hablamentados, se logró que las entidades castrenses tuvieran un protagonismo único con el fin de resguardar tanto las concentraciones de terminales de conexión hacia las redes –conocidos en otros emprendimientos como Reactores Nucleares Digitales Débiles (RNDD)-, además del tráfico y la constante transmisión de las originalidades de la población hacia sus almacenes digitales correspondientes.
El deber de los ciudadanos, estaba ajustado en tres aristas puntuales que condicionaban a sus derivados: No verter Juicios Infundados, libres de barbarización y del ente rector de la luenga oficial nacional; siendo la preocupación del contexto general, el último de los deberes de la terna basal.

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